lunes, 13 de febrero de 2012

prueba2

Cómo aprendió España 2011
Via: Cómo aprendió España 2011
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Erasmo


domingo, 15 de noviembre de 2009

Conversación íntima


Hace mucho tiempo que no hablaba conmigo. Me estaba echando de menos. Me había alejado de mí por esas cosas raras de la simple vida de un adolescente. Aunque para mí, algunas veces no llegue a ser tan simple. Te dejé de lado por varias razones, pero la más importante y simple es que se me olvidé que te tenía tan cerca.

Preferí tomar el autobús de la línea “Colón el Llano” un día jueves, a las 10:30 de la noche, para ir a contarle mis problemas al Giorgio, tú sabes, uno de mis mejores amigos después de ti, por supuesto.

Ese día fue para olvidar. Mis sentimientos me confundían. No sabía si lo que estaba haciendo era lo más correcto. Por un lado tenía a la Cristina haciéndome masajes en los hombros a las 8:15 de la noche en medio de la plaza del barrio y por otro, lejos de ahí, me esperaba la Patricia con esos finos y cálidos dedos, dispuestos a entregarme el mejor de los abrazos reconciliadores. Seguro que ya estarás enterado de que las mujeres siempre han estado metidas en todos mis problemas. Este era uno de ésos. Sólo que un poquito más grande. Ya sabes que es común en mí tratar de no hacer sufrir a las personas que quiero, aun cuando esto implique mi felicidad.

Esta vez fui egoísta. Elegí mi felicidad antes que la de la Paty. Terminé con ella un noviazgo que duro más de 3 años.

La extraño, pero creo que sería peor volver que continuar solo. Sacármela de la cabeza me está costando un poco más de lo que yo había pensado, pero sé que es normal derramar algunas lágrimas por alguien que alguna vez se llegó a amar y que ya nunca más se volverá a tener entre los brazos.

Es raro, pero antes de comenzar a hablarte sentía pena por ella, pero ahora me doy cuenta de que quien realmente está con pena soy YO. Empezar una nueva vida es lo que me queda de aquí en adelante. Sé que será muy difícil estar solo por un tiempo. Tú me conoces. Sabes que necesito tener a alguien a quien entregarle cariño y si ese alguien me falta por mucho tiempo, me daña.


Eres súper raro, te dejo solo un tiempo y dejas la grande. Acaso te tengo que andar cuidando para que no metas la pata. Ya estas harto grandecito para que andes con esas tonteras de cabro chico. Mira la minita que subió. Está súper buena. Le haría la maldad. ¿Que opinas tú?.


Mejor me quedo callado. Si esta es la forma en que me escuchas no vale la pena contarte mis problemas ni aburrirte con cosas que ya sabes. Me las voy a arreglar solo, sin ayuda de nadie. Menos de alguien que no sabe escucharse ni siquiera a sí mismo.

Por suerte ya llegamos al paradero. Aquí me bajo. Adiós.

Fin

Demasiado tarde



Ante los ojos de una persona común puede aparecer como uno de los oficios más simples que se puedan ejercer individualmente.

Para Mario Venegas, es lo único que sabe hacer.

Es también, la única actividad que lo separa del rango de desempleado. Es su manera de subsistir. Es el escuálido legado que heredó de su difunto padre. Es la profesión que más odia y al mismo tiempo la que más ama. Es su valioso aporte a la continuidad de las actividades nacionales. Es, como el mismo lo señala, ” una tremenda responsabilidad “.

Don Mario luce un rostro trabajado por el tiempo, un caminar gastado por los años, una mirada curtida por el cansancio, unas manos agotadas por el diario trajín.

Desempeña esta profesión hace más de 40 años. Comenzó cerca de los 20, después que terminó la escuela. No fue su propia iniciativa la que lo llevó al mundo laboral, más bien fue la necesidad económica que afectaba a su familia en los difíciles años 50.

Su padre lo llevó un día a una agencia de correos de Chile, donde ya trabajaba hacía más de 24 años. Lo presentó a los patrones y casi de inmediato quedó contratado. Desde aquel día no se ha separado de esta institución de servicio público.

Cartero es el oficio de don Mario Venegas Herrera. Lo realiza con esmero y con una responsabilidad admirable. No en vano recorre más de 10 kilómetros en su "chanchita" todos los días que sale ha hacer su habitual circuito.

Recuerda cada nombre, cada casa, cada número, cada perro y cada árbol de todas y cada una de las cuadras que le han sido asignadas durante todos los años en que ha ejercido esta valiosa tarea.

Sus ojos se cristalizan al recordar a su padre. Está orgulloso de ser cartero, pero no le
gustaría que alguno de sus hijos siguiera sus pasos.

En el ocaso de su vida mira hacia atrás y luego de un momento de reflexión, su mentón tiritón hace presente que las lágrimas que caen de sus ojos son de una amarga alegría. "Mi vida quizás no ha sido como yo hubiera querido, pero es mía y todas las cosas que tengo en mi humilde casa las logré con esfuerzo y sacrificio. Eso es lo que me hace emocionarme… Además ya es muy tarde… tarde para cambiar las cosas que hice mal y tarde para hacer las que no pude cuando era joven. Por eso es tarde. Por eso también me pongo nostálgico. Porque sé que ya es muy tarde… demasiado tarde”.

FIN

La última llave


Encontrose el hombre con una gran puerta. Maderas gruesas y gastadas por los años. Dimensiones gigantescas recorridas por el tiempo.


Confundido por la situación el hombre miró hacia arriba y la inmensidad del cielo cayó en su cabeza. La puerta se perdía en las nubes. Decidió bajar la mirada y gastar un poco el piso. Se encontraba abatido por la grandeza de la estructura.


Esperanzado de encontrar mejor suerte giró su cuello buscando el borde de la puerta. Desilusionado posó la cien en sus manos. Estaba encerrado y derrotado por una puerta sin fin. A tientas palpó los contornos de la rocosa puerta. Durante horas buscó una respuesta.


Ninguna señal apareció. Sólo un diminuto detalle de metal incrustado y forjado. Era una cerradura. Buscó desesperadamente entre sus ropas una llave. Necesitaba abrir esa puerta para entrar al mundo de la verdad que se escondía traspasándola. De repente encontró una. Sólo una. La tomó tímidamente entre sus dedos e intentó introducirla en la cerradura.


Mientras decía mentalmente una plegaria, la llave penetraba cual guante en una mano. La giró y pudo abrir la puerta.


La puerta hacia la cultura.

martes, 11 de marzo de 2008

Así soy yo...en pocas palabras

Soy hombre por resignación. Periodista por profesión. Padre por opción. Amante por vocación.


A lo largo de mi vida he escrito muchas cosas…sin darme cuenta se fueron juntando en un cajón que se llenó de polvo.


El nacimiento de mi hija LAURA y la vida como padres junto a Daniella, ha despertado mi vena nostálgica y creativa.


He decidido pubicar en este blog todo lo que tengo en ese cajón. En realidad “casi todo”…hay cartas que recuerdan una etapa “rara” de mi vida, que quizás algún día también vean la luz.


Por ahora, esto es lo que tengo.